El Papa Francisco cumple hoy dos años al frente de la Iglesia Católica. Por eso, este viernes 13 de marzo, en la Basílica de San Pedro el Sumo Pontífice ha anunciado la celebración de un Año Santo extraordinario. Se trata de un Jubileo de la Misericordia que se iniciará el 08 de diciembre 2015 y concluirá el 20 de noviembre de 2016. El último Jubileo lo había instituido Juan Pablo II en 2000, ahora Francisco abrirá el año santo sobre el tema: “Dios rico en misericordia” (Ef 2,4).
Posiblemente, el Papa lo tenía en mente hace tiempo, o mejor en "discernimiento". De hecho, el Santo Padre, al inicio del año, exclamó: “Estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Este es el tiempo de la misericordia. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es importante que los fieles laicos la vivan y la lleven a los diversos ambientes sociales. ¡Adelante!”
El anuncio lo ha hecho durante la homilía de la celebración penitencial, que también ha dado inicio a la 24 horas para el Señor iniciativa propuesta por el Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización. Un día entero para promover en todo el mundo la apertura extraordinaria de las iglesias y favorecer la celebración del sacramento de la Reconciliación.
Por qué el Papa abre un Jubileo
La apertura del próximo Jubileo tendrá lugar en el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, ocurrida en 1965. A tal propósito, el histórico Andrea Ricardi había recordado el pontificado de Francisco como una continuación del Concilio Vaticano II. De hecho, este año adquiere un significado especial ya que será un impulso para que la Iglesia continúe la obra del Concilio.
Las lecturas para los domingos en las misas serán tomadas del Evangelio de Lucas, conocido como “el evangelista de la misericordia”. Dante Alighieri lo definía “narrador de la mansedumbre de Cristo”. Así, los fieles escucharán las parábolas de la oveja perdida, la moneda extraviada, el padre misericordioso, entre otras.
Con el Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco pone al centro de la atención el Dios misericordioso que invita a todos a volver hacia Él. El encuentro con Él inspira la virtud de la misericordia. El rito inicial del jubileo es la apertura de la Puerta Santa. Se trata de una puerta que se abre solamente durante el Año Santo, mientas el resto de años permanece sellada.
Tienen una Puerta Santa las cuatro basílicas mayores de Roma: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María Mayor. El rito de la apertura expresa simbólicamente el concepto que, durante el tiempo jubilar, se ofrece a los fieles una “vía extraordinaria” hacia la salvación. Luego de la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, serán abiertas sucesivamente las puertas de las otras basílicas mayores.
La misericordia es un tema muy querido por el Papa Francisco quien ya como obispo había escogido como lema propio “miserando atque eligendo”. Para la muestra, en el texto de la edición española de la exhortación apostólica Evangelii gaudium el término misericordia aparece 29 veces.
El jubileo nace de una tradición hebrea para reclamar justicia, pero para la Iglesia católica tiene un significado más espiritual. Consiste en un perdón general, una indulgencia abierta a todos, y en la posibilidad de renovar la relación con Dios y con el prójimo. De este modo, el Año Santo es una oportunidad para profundizar la fe y vivir el testimonio cristiano.
El Papa Francisco ha confiado al Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización.
El Papa de la Misericordia
El Sumo Pontifice está considerado “el Papa de la misericordia”. Podría ser también definido “el Papa de los alejados”. Y esto no porque su testimonio no dé consuelo a los que creen, sino porque la cifra, el alma de su mensaje es justamente la del Evangelio de la misericordia, una Iglesia que no tiene miedo de abrazar el sufrimiento en las periferias, incluso en las periferias que representan los que se han alejado o que nunca se han acercado a la fe.
Después de Wojtyla, el Papa guerrero que derribó muros y viajó por todo el mundo para anunciar el Evangelio; después de Ratzinger, el humilde Papa-teólogo que comenzó a predicar (sin que lo escucharan) en contra del dominio de los aparatos eclesiásticos para volver a lo esencial y que tuvo la valentía de afirmar que la mayor persecución contra la Iglesia no proviene del exterior sino del pecado dentro de la Iglesia misma; después de ellos llegó el Papa de la misericordia y de la ternura.
Bergoglio se convirtió en el sucesor de estos dos grandes Pontífices teniendo como horizonte el de un misionero consciente de la descristianización actual, que trata de comunicar (con la cercanía, el testimonio y la predicación) cuál es la naturaleza del cristianismo. “La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”, decía Benedicto XVI. Esta frase es una de las más citadas por su sucesor. La mejor manera para llegar a los que están lejos es salir a su encuentro con la misericordia del padre que corre a abrazar al Hijo pródigo, antes de escuchar sus explicaciones.
Una misericordia “sorprendente, impredecible, incluso “injusta” según los criterios humanos”, dijo el Papa el sábado pasado. La vía de la Iglesia, añadió, “es la de no condenar eternamente a nadie; difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la pidan con el corazón sincero; la vía de la Iglesia es justamente la de salir del propio ámbito para ir a buscar a los que están lejos en las “periferias” de la existencia; la de adoptar íntegramente la lógica de Dios”.
La popularidad de Francisco, en alza
Un ejemplo de este pontificado que está haciendo al mundo mirar de nuevo lo que pasa en Roma, se ha publicado un estudio del think tank Pew Research que analiza la popularidad de los tres últimos papas en Estados Unidos.
La conclusión es que a siete meses de su histórico viaje a Estados Unidos, donde participará en el Congreso Mundial de las Familias en Filadelfia y hablará, por vez primera para un Papa en el Congreso de esta nación, la popularidad de Francisco sigue creciendo entre los estadounidenses. Al día de hoy, nueve de cada diez católicos del país del norte dicen que tienen una opinión favorable del Papa Francisco, incluyendo a cerca de seis de cada diez que la tienen “muy favorable”.
Según informa Aleteia, la popularidad del Papa Francisco entre los católicos estadounidenses es comparable a los niveles que alcanzó San Juan Pablo II en las décadas de los ochentas y noventas del siglo pasado, y ha superado el máximo nivel que llegó a alcanzar el Papa Benedicto XVI, de acuerdo al comparativo que hace de sus encuestas el Pew Research Center.
Combinadas las opiniones de “favorable” y “muy favorable”, San Juan Pablo II es quien mayores niveles de aceptación ha tenido entre los católicos de Estados Unidos, alcanzando 93 por ciento en 1996, contra 90 por ciento que ha alcanzado el Papa Francisco en febrero de este año 2015.
Sin embargo, el Papa Francisco es quien ha alcanzado, de los tres últimos pontífices, el nivel más alto de opinión “muy favorable” con 57 por ciento de los católicos estadounidenses que opinaron así en febrero pasado y contrastado con 51 por ciento que alcanzó San Juan Pablo II en 1990.
Nosotros queremos desde aquí felicitar al Papa Francisco por estos dos años de Pontificado. Deseamos que sean muchos mas y con tanta alegría como la que ahora trasmite. Por eso, confiamos que se anime a bailar con nosotros este tema... Hoy, mañana y siempre...
¡¡¡ QUE BAILE EL PAPA !!!
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