Más de 14.000 personas permanecen desaparecidas en España sin causa aparente. Sólo el año pasado se comunicaron más de 12.500 desapariciones, prácticamente 34 por día, de las cuales muchas están sin respuesta. De estas denuncias, entre un 65 y un 70% se refieren a menores; un 30% a personas de 18 a 65 años; y un 3% a mayores de 65 años. Detrás se encuentran miles de familias rotas por el dolor, por la angustia, por las dudas, pero sobre todo por la impotencia de ver como los días pasan y los casos se cierran sin respuesta. De nosotros depende que jamás se archiven sus causas, que jamás se olvide a las personas desaparecidas, que su recuerdo esté más vivo que nunca... De nosotros depende ponernos en la piel de quien ha perdido lo que más quiere en esta vida y de nosotros depende ayudarles a recuperarlo...
Algunos casos son especialmente duros y difíciles de entender... Hoy se cumplen ocho años de la desaparición del pequeño Yéremi José Vargas Suárez mientras jugaba en un solar cerca de su casa en Vecindario, Gran Canaria. Las investigaciones sobre su posible paradero no han cesado, la última pista llevó a la policía a Escocia, donde interrogaron a dos pederastas que permanecen en prisión.
Yéremi fue visto por última vez en un descampado cercano a su casa, donde solía ir a jugar, allí se perdió su rastro y nada se sabe de él. El día que desapareció el pequeño vestía un pantalón pirata color beige caqui, un jersey color teja con las letras "SKHUABAN" de color naranja, zapatillas deportivas marca Nike de color blanco y dorado, gafas graduadas color azul con patillas color amarillo. Hoy tendrá 15 años y nada se sabe de su paradero. Su madre, Ithaisa Suárez, a la que me uno en su dolor, jamás ha dejado de buscarle.
Lo mismo sucede con la familia de Cristina Bergua Vera. Luisa Vera, su madre, vio hace 18 años salir de casa a su hija Cristina, en
la ciudad barcelonesa de Cornellá de Llobregat. Había quedado con su
novio para pasar la tarde. Estuvo con él hasta la nueve de la noche.
Tras un breve paseo se despidieron a mitad de camino entre las dos
casas, en un semáforo que corta la carretera que une Espluges y
Cornellá. Nunca nadie volvió a verla. Tenía 16 años. Hoy debe tener 34.
Malén Zoé Ortiz Rodríguez es una adolescente de 15 años, que desapareció
en Magaluf, Calviá, el 2 de diciembre de 2013. Vivía con su padre,
Alejandro y estudiaba en el Instituto de Secundaria de la urbanización Galatzó. Su familia es argentina, oriunda de Mendoza, pero ella vive
en Mallorca desde hace varios años, en la localidad de Cala Vinyes, con
su padre y su hermano Bruno, ya que su madre biológica,
Natalia Marina Rodríguez, está separada de su padre y vive fuera.
Malén había salido de su instituto, en Santa Ponça, y llamó por
teléfono a su novio para quedar a comer juntos. También llamó a su
padre, pero no pudo contactar con él, porque estaba trabajando, por lo
que le dejó un mensaje en el contestador explicándole a dónde iba. Se la
vio en la parada del autobús de Los Piratas (Magaluf) y se dirigía a
Son Ferrer. Cuando desapareció vestía una camisa a cuadros
estilo leñador, pantalones rotos, chaqueta vaquera azul, zapatillas
rosas, una mochila con libros y un monopatín de color verde. Es una
chica delgada y mide 1.60 metros.
Uno de los casos más antiguos de nuestro país es el de Dolores Orrit, de
17 años, que desapareció en 1988 junto con su hermano, Isidro Orrit, de 5. Ella le
hacía compañía en el hospital Sant Jon de Deu, donde había sido operado.
Cuando la madre volvió del trabajo, ambos se había evaporado. Hoy tendrá 44.
Al igual que Dolores, Gloria Martínez falta desde hace más de dos décadas. Su desaparición tiene varios elementos que la convierten en inquietante. Tenía 17 años cuando sus padres la ingresaron en una clínica de Alfaz del Pi para tratar un cuadro depresivo. Según el sumario, la niña estaba contenida en la cama y con una medicación que le habría impedido huir por su propio pie. Solo unas horas después del ingreso, sin embargo, los enfermeros se dieron cuenta de que no se encontraba en la habitación. Sus padres han recurrido a cualquier cosa que les dé un resquicio de esperanza, incluso han consultado a videntes.
En Andalucía desapareció Amy Fitzpatrick, una joven irlandesa de 15 años que volvía a su casa en Mijas la noche del 1 de enero de 2008 tras celebrar el fin de año en casa de una amiga. No llevaba encima ni dinero ni móvil, algo que para la policía indica que la desaparición no fue voluntaria, menos aún tratándose de una menor.
Otras adolescentes desaparecidas durante la última década son Sara Morales, de 14 años, cuyo rastro se perdió en Las Palmas de Gran Canaria en 2006, y Raquel Secilla, de 15 años, que se esfumó en 2011 de la localidad madrileña de Valdemoro. Los casos de Aurora Mancebo Leiros, de 24 años, desaparecida en 2004 dejando detrás solo una biblia y algunas prendas manchadas de sangre; Yosily Geraldo, de 26 y a la que se vio por última vez en el barrio madrileño de Tetuán en 2006; o Ana Eva Guash, una profesora de 27 años que se volatilizó en Palma de Mallorca en 2001 son también significativos, o la de Marcela Fernández, ausente desde junio de 2012. Con la mayoría de edad recién cumplida se esfumó de la casa de sus padres en Jumilla (Murcia) sin dejar pistas.
Casos como estos han motivado el nacimiento de la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas (QSDglobal). Su presidente Paco Lobatón presentó ayer en el Senado su propuesta, “un proyecto social innovador para la búsqueda permanente de personas desaparecidas y en riesgo, con la tecnología de última generación y la más amplia red de colaboración de entidades, instituciones y familiares”, según recoge en su web. Otras iniciativas como SosDesaparecidos movilizan a los ciudadanos en labores de ayuda y difusión de los casos que se producen. Su red de búsqueda se extiende por toda Europa, como podéis ver aquí.
Pese a la dificultad de contar con datos fiables a nivel europeo, 250.000 niños desaparecen en Europa cada año (1 niño cada dos minutos), según Missing Children Europe. Esta organización que trabaja con varias ONG´s en Europa, incluidas dos españolas, deja bien claro que los "niños desaparecidos incluyen varias categorías de desapariciones, incluidos los secuestros parentales, las fugas, la ausencia de menores migrantes no acompañados, los secuestros criminales y los niños perdidos, heridos o desaparecidos". Desde 2010 funciona en España el teléfono ANAR para "Casos de Niños Desaparecidos", número único armonizado de la Unión Europea 116000. Promovido por la Fundación ANAR ofrece apoyo emocional a las familias las 24 horas, asesoramiento jurídico y social, ayuda a las denuncias, conexión inmediata con Policía y Guardia Civil, conexión en red con todos los 116000 de Europa, ayuda y pistas a la investigación de casos criminales.
Si usted o ustedes tienen alguna información que pudieran ofrecer a la policía para encontrar a alguna de estas personas, no lo duden: contacten aquí con la Guardia Civil.
Nosotros, por nuestra parte, animaremos siempre a los familiares en la búsqueda de estas personas desaparecidas y os alentaremos a todos en la búsqueda de la paz y del amor del prójimo, tal y como apunta la canción que un día más os presentamos. Ayer, hoy y siempre...
¡¡¡ QUE BAILE EL PAPA !!!
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