miércoles, 11 de febrero de 2015

La Historia de la Virgen de Lourdes


No nos cansaremos de decir que para nosotros sería un orgullo y un placer poder llegar a conocer al Papa Francisco y hacerle llegar nuestra canción "Que Baile El Papa", un tema compuesto por Pedro Ruíz y Paco Ortega cuya intención es unir aún mas, si cabe, a los ciudadanos y la Iglesia Católica. Esperamos que su Santidad vea el video que le preparamos y atienda nuestro deseo de encontrarnos con él en Roma, en el Vaticano, pero mientras eso sucede, estamos conociendo muchas historias de la Iglesia que cada vez nos acercan más a ella.



Tal día como hoy, en 1858 (hace 157 años), un importante acontecimiento histórico ocurrido en Francia cambió la vida de la pequeña Bernadette Soubirous. Tenía sólo 14 años cuando esta humilde pastorcilla aseguró haber visto a la Virgen de Lourdes. Seas o no seas católico, seas o no seas religioso, su vida merece ser destacada.

Bernada era la mayor de nueve hermanos, de los cuales solo algunos sobrevivieron a los primeros años de vida: Jean (nacida y fallecida en 1845), Marie -también llamada Toinette- (1846-1892), Jean-Marie (1848–1851), Jean-Marie (1851-1919), Justin (1855–1865), Pierre (1859-1931), Jean (nacida y fallecida en 1864) y una bebé llamada Louise (fallecida poco después de su nacimiento en 1866).

Por la condición de extrema pobreza de sus padres, vivían en un viejo sótano en un molino húmedo y miserable. Su padre, François Sobirós, tenía por empleo en el momento de las apariciones juntar la basura del pueblo y del hospital; su oficio era molinero, pero la escasez de trabajo hacía imposible desempeñarlo. Su madre, Louise Castérot, era una mujer preocupada por sus hijos que ocasionalmente trabajaba de costurera.

Corrían tiempos difíciles en Francia, y la familia de Bernadette vivió en pobreza extrema, particularmente desde que ella cumplió los diez años. Primero, su padre Francisco perdería un ojo en un accidente de trabajo y quedaría tuerto. Luego, el panadero de Lourdes lo acusó de haber robado sacos de harina, motivo por el cual pasaría una semana en la cárcel. Toda la región padeció años de graves sequías que provocarían las pérdidas de las cosechas. Al no haber trigo suficiente, cerraron muchos molinos (entre ellos, el molino de Boly, donde trabajaban y vivían los Soubirous). Por si esto fuera poco, aparecieron los molinos de vapor que definitivamente se impusieron a los tradicionales de agua.



Desde muy pequeña, Bernadette vivió con una salud delicada. La causa era la desnutrición, y el lamentable y pobre estado de la casa monoambiente donde residía. Durante su niñez, el cólera causó 38 muertos y centenares de afectados en Lourdes. En otoño de 1855, esa enfermedad atacó a Bernadette dejándola sumamente debilitada. Más tarde contrajo asma. El clima y el ambiente en que residían no la ayudaban en su sensible condición.

Llegó a vivir algunos años de su vida en una celda de la antigua prisión de Lourdes, por entonces fuera de uso: el llamado cachot, de 4,40m. por 4m. en la calle des Petits Fossés, cedido por su propietario, un primo del padre llamado Aimé Sajous, a causa de la extrema pobreza de la familia Soubirous. La familia fue entonces señalada en el pueblo como "los que viven en el calabozo".

Había conocido la miseria hasta pasar hambre y ver a sus hermanos repartirse un mendrugo de pan. Bernadette tenía que pedir ropa prestada cuando lavaba la propia. Cuando los demás niños de su edad asistían a la escuela, ella debía cuidar a sus hermanitos menores o guardar en el monte las ovejas ajenas. Hasta los 16 años no aprendió a leer ni escribir. Aun así, estaba empeñada en recibir la primera comunión. Por la noche, después de largas horas de labor, la niña repetía las fórmulas del catecismo. El maestro le decía a sus padres: "Le cuesta retener de memoria el catecismo, porque no sabe leer; pero pone mucho empeño: es muy atenta y piadosa".

El 11 de febrero de 1858, y durante seis meses, Bernadette recibió las revelaciones de la Virgen María en laadvocación de la Inmaculada Concepción en la pequeña gruta de Masse-Vieille (hoy llamada Massabielle). El lugar estaba conformado por una roca que cubría una gruta alargada, de unos ocho metros de ancho. Aquel jueves 11 de febrero se había terminado la leña en la casa y Bernadette se ofreció para ir a recogerla cuesta abajo, a la vera del torrente Gave, con su hermana Toinette y Juana Abadie, a quien llamaban Baloum. Las tres niñas descendieron hasta Masse-Vieille. Según su relato, Bernadette oyó un fuerte rumor de viento, pero al volverse vio que todo estaba tranquilo y que los árboles no se habían movido. Por segunda vez oyó el mismo rumor, pero entonces en el interior de la gruta vio a una "jovencita" (que en su decimosexta aparición se identificaría como la Inmaculada Concepción).


El 25 de febrero tuvo lugar una de las apariciones más problemáticas ante la presencia de unas 350 personas. Según testificó Bernadette, luego de rezar el rosario la Señora le pidió que bebiera del agua del manantial y que comiera de las plantas que crecían libremente allí. Ella interpretó que debía ir a tomar agua del cercano río Gave y hacia allá se dirigió. Pero la Señora le enseñó con el dedo que escarbara en el suelo. Bernadette cavó en el suelo con las manos desnudas, y ensució su rostro buscando beber donde solo había fango. Intentó «beber» tres veces, infructuosamente. En el cuarto intento, las gotitas estaban más claras y ella las bebió. También comió trozos de algunas de las plantas del lugar. Cuando finalmente tornó hacia la muchedumbre que la observaba, su cara se mostraba manchada con fango, sin que se hubiera revelado manantial alguno. Esto causó mucho escepticismo y fue visto como locura por muchos de los presentes, quienes gritaron: "¡Ella es un fraude!" y "¡Ella es insana!", en tanto sus parientes, desconcertados, limpiaban la cara de la adolescente con un pañuelo. Poco después, sin embargo, brotó un manantial de agua que comenzó a fluir del hoyo fangoso cavado por Bernadette.

El martes 2 de marzo, "Aquerò" (que en la normativa estándar actual se expresa como Aquera, que significa "Aquella") pidió dos cosas a Bernadette: que se hicieran procesiones a la gruta y se construyera allí mismo una capilla en su honor. Acompañada por dos de sus tías, Bernadette acudió al párroco, padre Dominique Peyramale, con el pedido. Peyramale era un hombre inteligente que descreía de visiones y milagros. Edificar una capilla... "Pero, ¿en honor de quién?" preguntaron los prelados a quienes Bernadette refirió el coloquio. La "Señora" le revelaría su identidad en su decimosexta aparición, el 25 de marzo, en términos que Bernadette no comprendió plenamente en un principio: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

En ese lugar se levantó el Santuario de Lourdes donde desde entonces han ocurrido numerosas curaciones inexplicables para la ciencia. La talla de la Virgen colocada desde entonces en la gruta, fue esculpida por el escultor Joseph Hughes Fabisch (1812-1886), profesor de la Academia de las Ciencias, las Artes y las Letras de Lyon, entre fines de 1863 y comienzos de 1864. 

El manantial de agua encontrado por Bernadette por indicación de la Virgen resultó ser fuente de numerosos hechos extraordinarios. Dicha agua fue analizada por diversos laboratorios independientes, que no encontraron ningún elemento extraño: es agua potable similar a cualquier agua de los Pirineos: si bien posee un alto contenido en sales minerales, no contiene nada fuera de lo ordinario que justifique los milagros que se le atribuyen: la curación de enfermos crónicos, o incluso terminales... De hecho, en Lourdes se puede consultar el archivo de las curaciones: de los aproximadamente 7.000 casos de curaciones registrados en expedientes, solo 67 han sido reconocidos oficialmente como "milagros" por la Iglesia católica. Los estudios son llevados a cabo minuciosamente por "Le Bureau des Constatations Médicales" y "Le Comité Médical International de Lourdes".



El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes es hoy uno de los sitios principales de peregrinaje católico en el mundo. Con una población de aproximadamente 15 000 habitantes, Lourdes recibe actualmente la visita de unos 8.000.000 de peregrinos por año. En Francia, sólo la ciudad de París tiene más hoteles que la ciudad de Lourdes. En atención a la primera aparición de la Virgen María a Bernadette Soubirous, la Iglesia católica celebra el 11 de febrero la festividad de Nuestra Señora de Lourdes. En 1992, el papa Juan Pablo II instituyó la celebración de la "Jornada Mundial del Enfermo" a realizarse el 11 de febrero de cada año.

Santa Bernadette Soubirous, una niña pobre de escasísima educación pero de entrega y fe incondicionales que debió sufrir la burla e incredulidad de muchos que se consideraban a sí mismos doctos –incluso dentro de la propia estructura eclesial– encarna en la historia de la humanidad un ejemplo vivo de aquellas palabras de Jesús: "Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños" (Mateo 11, 25).

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