No nos cansaremos de decir
que para nosotros sería un orgullo y un placer poder llegar a conocer al Papa
Francisco y hacerle llegar nuestra canción "Que Baile El Papa", un
tema compuesto por Pedro Ruíz y Paco Ortega cuya intención es unir aún mas, si
cabe, a los ciudadanos y la Iglesia Católica. Esperamos que su Santidad vea el
video que le preparamos y atienda nuestro deseo de encontrarnos con él en Roma,
en el Vaticano, pero mientras eso sucede, estamos conociendo muchas historias
de la Iglesia que cada vez nos acercan más a ella.
Tal día como hoy,
en 1858 (hace 157 años), un importante acontecimiento histórico
ocurrido en Francia cambió la vida de la pequeña Bernadette Soubirous. Tenía sólo 14 años
cuando esta humilde pastorcilla aseguró haber visto a la Virgen de Lourdes.
Seas o no seas católico, seas o no seas religioso, su vida merece ser
destacada.
Bernada era la
mayor de nueve hermanos, de los cuales solo algunos sobrevivieron a los
primeros años de vida: Jean (nacida y fallecida en 1845), Marie -también
llamada Toinette- (1846-1892), Jean-Marie (1848–1851), Jean-Marie (1851-1919),
Justin (1855–1865), Pierre (1859-1931), Jean (nacida y fallecida en 1864) y una
bebé llamada Louise (fallecida poco después de su nacimiento en 1866).
Por la
condición de extrema pobreza de sus padres, vivían en un viejo sótano en
un molino húmedo y miserable. Su padre, François Sobirós, tenía por
empleo en el momento de las apariciones juntar la basura del pueblo y del
hospital; su oficio era molinero, pero la escasez de trabajo hacía imposible
desempeñarlo. Su madre, Louise Castérot, era una mujer preocupada por sus hijos
que ocasionalmente trabajaba de costurera.
Corrían
tiempos difíciles en Francia, y la familia de Bernadette vivió en pobreza
extrema, particularmente desde que ella cumplió los diez años. Primero, su
padre Francisco perdería un ojo en un accidente de trabajo y quedaría tuerto.
Luego, el panadero de Lourdes lo acusó de haber robado sacos de harina, motivo
por el cual pasaría una semana en la cárcel. Toda la región padeció años de
graves sequías que provocarían las pérdidas de las cosechas. Al no haber trigo
suficiente, cerraron muchos molinos (entre ellos, el molino de Boly, donde
trabajaban y vivían los Soubirous). Por si esto fuera poco, aparecieron los
molinos de vapor que definitivamente se impusieron a los tradicionales de agua.
Desde muy
pequeña, Bernadette vivió con una salud delicada. La causa era la desnutrición,
y el lamentable y pobre estado de la casa monoambiente donde residía. Durante
su niñez, el cólera causó 38 muertos y centenares de afectados en
Lourdes. En otoño de 1855, esa enfermedad atacó a Bernadette dejándola
sumamente debilitada. Más tarde contrajo asma. El clima y el ambiente en
que residían no la ayudaban en su sensible condición.
Llegó a vivir
algunos años de su vida en una celda de la antigua prisión de Lourdes, por
entonces fuera de uso: el llamado cachot, de 4,40m. por 4m. en la
calle des Petits Fossés, cedido por su propietario, un primo del
padre llamado Aimé Sajous, a causa de la extrema pobreza de la familia
Soubirous. La familia fue entonces señalada en el pueblo como "los
que viven en el calabozo".
Había conocido
la miseria hasta pasar hambre y ver a sus hermanos repartirse un mendrugo de
pan. Bernadette tenía que pedir ropa prestada cuando lavaba la propia. Cuando
los demás niños de su edad asistían a la escuela, ella debía cuidar a sus
hermanitos menores o guardar en el monte las ovejas ajenas. Hasta los 16 años
no aprendió a leer ni escribir. Aun así, estaba empeñada en recibir
la primera comunión. Por la noche, después de largas horas de labor, la
niña repetía las fórmulas del catecismo. El maestro le decía a sus padres:
"Le cuesta retener de memoria el catecismo, porque no sabe leer; pero pone
mucho empeño: es muy atenta y piadosa".
El 11 de
febrero de 1858, y durante seis meses, Bernadette recibió las
revelaciones de la Virgen María en laadvocación de
la Inmaculada Concepción en la pequeña gruta de Masse-Vieille (hoy
llamada Massabielle). El lugar estaba conformado por una roca que cubría una
gruta alargada, de unos ocho metros de ancho. Aquel jueves 11 de febrero se
había terminado la leña en la casa y Bernadette se ofreció para ir a recogerla
cuesta abajo, a la vera del torrente Gave, con su hermana Toinette y Juana
Abadie, a quien llamaban Baloum. Las tres niñas descendieron hasta
Masse-Vieille. Según su relato, Bernadette oyó un fuerte rumor de viento, pero
al volverse vio que todo estaba tranquilo y que los árboles no se habían
movido. Por segunda vez oyó el mismo rumor, pero entonces en el interior de la
gruta vio a una "jovencita" (que en su decimosexta aparición se
identificaría como la Inmaculada Concepción).
El 25 de
febrero tuvo lugar una de las apariciones más problemáticas ante la presencia
de unas 350 personas. Según testificó Bernadette, luego de rezar el rosario la
Señora le pidió que bebiera del agua del manantial y que comiera de las plantas
que crecían libremente allí. Ella interpretó que debía ir a tomar agua del
cercano río Gave y hacia allá se dirigió. Pero la Señora le enseñó con el dedo
que escarbara en el suelo. Bernadette cavó en el suelo con las manos desnudas,
y ensució su rostro buscando beber donde solo había fango. Intentó «beber» tres
veces, infructuosamente. En el cuarto intento, las gotitas estaban más claras y
ella las bebió. También comió trozos de algunas de las plantas del lugar.
Cuando finalmente tornó hacia la muchedumbre que la observaba, su cara se
mostraba manchada con fango, sin que se hubiera revelado manantial alguno. Esto
causó mucho escepticismo y fue visto como locura por muchos de los presentes,
quienes gritaron: "¡Ella es un fraude!" y "¡Ella es
insana!", en tanto sus parientes, desconcertados, limpiaban la cara de la
adolescente con un pañuelo. Poco después, sin embargo, brotó un manantial de
agua que comenzó a fluir del hoyo fangoso cavado por Bernadette.
El martes 2 de
marzo, "Aquerò" (que en la normativa estándar actual se
expresa como Aquera, que significa "Aquella") pidió
dos cosas a Bernadette: que se hicieran procesiones a la gruta y se construyera
allí mismo una capilla en su honor. Acompañada por dos de sus tías, Bernadette
acudió al párroco, padre Dominique Peyramale, con el pedido. Peyramale era un
hombre inteligente que descreía de visiones y milagros. Edificar una capilla...
"Pero, ¿en honor de quién?" preguntaron los prelados a quienes
Bernadette refirió el coloquio. La "Señora" le revelaría su identidad
en su decimosexta aparición, el 25 de marzo, en términos que Bernadette no
comprendió plenamente en un principio: "Yo soy la Inmaculada
Concepción".
En ese lugar
se levantó el Santuario de Lourdes donde desde entonces han ocurrido
numerosas curaciones inexplicables para la ciencia. La talla de la Virgen
colocada desde entonces en la gruta, fue esculpida por el escultor Joseph
Hughes Fabisch (1812-1886), profesor de la Academia de las Ciencias, las Artes
y las Letras de Lyon, entre fines de 1863 y comienzos de 1864.
El manantial
de agua encontrado por Bernadette por indicación de la Virgen resultó ser
fuente de numerosos hechos extraordinarios. Dicha agua fue analizada por
diversos laboratorios independientes, que no encontraron ningún elemento
extraño: es agua potable similar a cualquier agua de
los Pirineos: si bien posee un alto contenido en sales minerales, no
contiene nada fuera de lo ordinario que justifique los milagros que se le
atribuyen: la curación de enfermos crónicos, o incluso terminales... De hecho,
en Lourdes se puede consultar el archivo de las curaciones: de los
aproximadamente 7.000 casos de curaciones registrados en expedientes, solo
67 han sido reconocidos oficialmente como "milagros" por
la Iglesia católica. Los estudios son llevados a cabo minuciosamente
por "Le Bureau des Constatations Médicales" y "Le Comité Médical
International de Lourdes".
El Santuario
de Nuestra Señora de Lourdes es hoy uno de los sitios principales de
peregrinaje católico en el mundo. Con una población de aproximadamente 15 000
habitantes, Lourdes recibe actualmente la visita de unos 8.000.000 de
peregrinos por año. En Francia, sólo la ciudad de París tiene más hoteles
que la ciudad de Lourdes. En atención a la primera aparición de
la Virgen María a Bernadette Soubirous, la Iglesia católica celebra
el 11 de febrero la festividad de Nuestra Señora de Lourdes. En 1992, el
papa Juan Pablo II instituyó la celebración de la "Jornada
Mundial del Enfermo" a realizarse el 11 de febrero de cada año.
Santa
Bernadette Soubirous, una niña pobre de escasísima educación pero de entrega y
fe incondicionales que debió sufrir la burla e incredulidad de muchos que se
consideraban a sí mismos doctos –incluso dentro de la propia estructura
eclesial– encarna en la historia de la humanidad un ejemplo vivo de aquellas
palabras de Jesús: "Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado
a pequeños" (Mateo 11, 25).
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